MUTE

Es tanta la necesidad de que esta malparida (ji, siempre quise decir eso) máquina genere sonido que hasta lo alucino.

Odio los cambios.

Suckers!!!

Para todos ustedes que disfrutan de un ambiente de trabajo sin aire viciado, protegidos por el bendito aire acondicionado, les digo:
Já!
YO, bebo en el trabajo, Y que!? Son las 24:39 y estoy semiborracha.

Con mil distintos tonos de verde

Iba a la mañana y nunca llegué tarde, esto por que mi padre se encargaba de despertarme y llevarme al colegio, todo antes de llegar puntualmente a su trabajo, a las siete y media de la mañana.
Subía a mi Torino (ya en movimiento, por que mi padre no esperaba) con la camisa mal abotonada, los zapatos desatados y tratando de prenderme la pollera (no es que fuera impúdica, es que no había nadie despierto en el barrio a esa hora) mientras hacía malabares con las carpetas y la corbata.
Cuando pienso en el que fue mi hogar durante mis años de mozalbeta, lo que mas extraño son los viajes al colegio en invierno, de cara al cielo lavanda teñido de trazos rojos y a las montañas, surcadas de azules y fucsias, imponentes, inamovibles, hermosas...
Extraño el tiempo mudo compartido con mi padre adentro de mi Torino, sobre sus gigantescos asientos negros que me hacían desear no tener que bajarme en ese maldito semáforo que sentenciaba la inevitable jornada escolar, con mis ojos hinchados, semiabiertos, como negándose a comenzar el día.
Cuando mi padre decidió abandonar a mi Torino en las garras del plan canje, corrí hacia el amado auto, incrusté mi cara en el ventilete (se llama así?), casi abrazándolo, y lo olí desesperada, no quería olvidarlo; olía perfecto, a cuerina seca, tierra y frío.
La gente a veces me pregunta si no me gusta Catamarca (suelo burlarme de mis orígenes), entonces les cuento, sobre los amaneceres con mi papá, camino a la escuela.

Era de esperarse

“Oh, quiero esa lámpara...
Ah, no... eso debe juntar mucha mugre”

Dios, me he convertido en mi madre.-

Instantánea facilista (de la evasión)

Soy una perdida.
Derivo entre los deseos de perder mi alma y el cuerpo
No me han enseñado a vivir
Aprendí a caminar, a dividir (no mucho)
Nadie me dijo que no iba a saber
Las respuestas
A mis preguntas
De nena estúpida y perdida
Confundida (cliché)

Entonces me abandono
Al delirio
A las ansias
A la vida.
Lo pequeño, gigante
Los días se comen mis años
Los colores, mis ojos
Los otros, mi aire
Me devoro a mi misma
Al ritmo del encuentro...

Me pierdo en la satisfacción.-

Feminidad por exposición a lapiz labial

Soy una adicta.
Amo a mi “L’oreal Colour Juice Stick” “Mango Tango” (sisi, ese es el “nombre” del color)
Anoche, tirada en la cama antes de dormir, me pinté la boca sólo para sentir su delicioso olor a frutillas.

Es oficial, tengo demasiado tiempo libre.-

Optimismo extremo

Cómo ir del agotamiento a la risa:

(déle, pinche la imagen)

mmnnbhhmmnssgh mamita

Por que los únicos que me dicen cosas libidinosas en la vía pública son u obreros de construcción, u hombres de edad avanzada y aspecto andrajoso (al estilo dueño de kiosco de revistas)? Será ese mi tárguet?

Seis cuadras

Ayer me siguió una nube de lluvia.
(no es una metáfora)
Las gotas me mojaban, a nadie más
Las veredas, intactas
...
Lo juro, me siguió.